Decía en una de mis entradas de este blog, hace más o menos un año, que la dehesa siempre fue por excelencia el lugar predilecto para la invernada de las Grullas, y que por esta razón nuestra región ha venido acogiendo durante la temporada invernal a la gran mayoría de las Grullas que usan la ruta occidental en su viaje hacia el sur durante la temporada fría. Y decía también que tal biotopo fue siempre el más característico de nuestra región, aún siendo artificial, es decir, resultado de la acción humana; pero una acción muy lenta, consistente en el aclarado paulatino de árboles y la eliminación del matorral subyacente, con la idea de disponer de pastos para la ganadería y zonas de cultivo de cereales.
Paisaje de dehesa en Extremadura. Vista aérea.
La presencia de las Grullas en nuestras dehesas sin duda se
remonta a aquellos tiempos en los que se reproducían en la Península Ibérica
(incluida la región Extremeña) y es muy probable que estas aves, junto con las
que cada invierno llegaban desde el norte, debieron descubrirlas a medida que
estas se fueron creando, y su expansión por las mismas durante la invernada debió
ser casi paralela a la proliferación de este nuevo medio, en el que encontraban
todo lo necesario para pasar el invierno: una temperatura suave, una relativa
tranquilidad, y sobre todo unos abundante frutos de gran valor energético: las
bellotas.
De esta forma, durante muchos años las dehesas extremeñas
fueron casi el único lugar de invernada de las Grullas que visitaban nuestra
región. Año tras año el paisaje seguía igual; inalterable; Y estas elegantes y
ruidosas aves seguían fieles a su lugar de invernada.
Primer plano de Grulla. Fotografía tomada en una dehesa de La Serena. Es una de las fotos seleccionadas para el calendario 2014 de los Blogueros Extremeños.
Hoy todo es diferente. Gran cantidad de nuestras dehesas han
desaparecido y continúan haciéndolo, convertidas en cultivos de regadío como
maizales, arrozales e incluso olivares. El modo de vida tradicional ha
cambiado… pero las Grullas siguen aquí. Ellas supieron adaptarse en seguida a
los nuevos cambios, pues seguían teniendo comida en abundancia (restos de maíz
y de arroz), que ya conocían bien por sus paradas durante la ruta migratoria, y
además ahora disponían de una gran abundancia de zonas encharcadas para usarlas
como dormideros.
¿Quiere esto decir que la sustitución de muchas dehesas por
regadíos haya mejorado la vida de las Grullas y que por esa razón su población
esté en crecimiento? Rotundamente NO. Al menos en mi opinión (y en la de muchos
ornitólogos con los que he hablado del tema).
El incremento de la población de Grullas en Europa viene
produciéndose de forma paulatina en los últimos años y tiene que ver
directamente con las zonas de reproducción, no con las de invernada, a las que
llegan más o menos Grullas en función del estado de las poblaciones.
Pareja de Grullas sobrevolando una dehesa.
Todavía seguimos teniendo muchas dehesas en Extremadura,
pero no están libres de amenazas: aclarado de árboles, trazado de nuevos
caminos y pistas, de líneas eléctricas, construcción de viviendas de segunda
residencia, molestias por caza intensiva, empleo masivo de herbicidas en la
agricultura, cargas ganaderas desmesuradas, y sobre todo arranques masivos para
transformación de los terrenos en zonas de regadíos … todo ello nos dice que en
muchas dehesas el modelo tradicional de explotación racional de los recursos se
perdió; y que el futuro es incierto.
Aunque las Grullas que invernan en Extremadura disponen de
buena cantidad de alimento en los regadíos, ese alimento no es tan energético
como las bellotas, y por tal motivo frecuentan más las dehesas (en busca de
este preciado alimento) antes de iniciar el viaje migratorio de regreso a sus
lugares de reproducción.
Grulla en dehesa, alimentándose de bellotas. La imagen con la bellota en el pico lo dice todo.
Por este motivo, y sobre todo por mantener unos sistemas
agroganaderos sostenibles, y por mantener el paisaje natural de nuestra región,
debemos reivindicar el mantenimiento de nuestras dehesas como zonas de
invernada de Grullas, y con ello de toda una forma de vida basada en la
sostenibilidad de los recursos naturales y de conservación del medio natural.
Está claro que el sistema que se ha implantado en las
últimas décadas está en crisis. Los modelos productivos desarrollistas han supuesto
un rotundo fracaso y sólo perviven gracias a las subvenciones, que no van a ser
eternas. Por ello debemos apostar por modelos más tradicionales y
respetuosos con la vida y con el
entorno.
Gullas en dehesa, con su característico trompeteo.
En esta apuesta por los modelos tradicionales, el turismo de naturaleza, en sus distintas variantes (alojamientos rurales, observación de aves, fotografía de naturaleza, senderismo,…) tienen una gran cabida en nuestra región y en particular en sus dehesas. Todavía conservamos eso que en muchos países de Europa se ha perdido: un paisaje natural, una flora, una fauna salvaje y unos recursos naturales que son únicos. En este contexto, podemos ser uno de los principales recursos turísticos de Europa, gracias a las Grullas y también a otras muchas especies de aves de la dehesa y de otros hábitats de nuestra región. Pero para ello primero es necesario que aprendamos a conocer nuestro potencial y a valorar su gran importancia. Sólo así nos esforzaremos en conservar nuestras dehesas y demás biotopos naturales. Ojalá que sean pues las Grullas las que nos ayuden a ello.
Grupo de Grullas en dehesa.
Por
todo ello, vuelvo a terminar esta entrada como la de hace un año: invitando a
ornitólogos, fotógrafos de naturaleza, conservacionistas, viajeros, y en
general a todas aquellas personas interesadas en disfrutar de un espectáculo
tan sorprendente y a la vez natural como es la invernada de las Grullas, a que
lo hagan en el entorno incomparable de las dehesas extremeñas. Es obvio que las
Grullas pueden verse en abundancia en los regadíos (quizá con más facilidad por
ser medios abiertos) pero el marco, el entorno, es escenario…, como queramos
llamarlo, no tiene nada que ver.En esta apuesta por los modelos tradicionales, el turismo de naturaleza, en sus distintas variantes (alojamientos rurales, observación de aves, fotografía de naturaleza, senderismo,…) tienen una gran cabida en nuestra región y en particular en sus dehesas. Todavía conservamos eso que en muchos países de Europa se ha perdido: un paisaje natural, una flora, una fauna salvaje y unos recursos naturales que son únicos. En este contexto, podemos ser uno de los principales recursos turísticos de Europa, gracias a las Grullas y también a otras muchas especies de aves de la dehesa y de otros hábitats de nuestra región. Pero para ello primero es necesario que aprendamos a conocer nuestro potencial y a valorar su gran importancia. Sólo así nos esforzaremos en conservar nuestras dehesas y demás biotopos naturales. Ojalá que sean pues las Grullas las que nos ayuden a ello.
Grupo de Grullas en dehesa.
Por último decir que el próximo sábado día 30 se celebra el FESTIVAL DE LAS GRULLAS en el Parque Periurbano de Moheda Alta (Navalvillar de Pela). Una excelente ocasión para observar y conocer a estas aves, y para adentrarnos en el conocimiento y el respeto a nuestras dehesas. Espero ver a mucha gente por allí.
Son unas imágenes muy bien castadas
ResponderEliminarUn gran saludo desde Doña Mencia (CORDOBA)